jueves, 25 de junio de 2015

REVOLUCIÓN DE LAS COLONIAS INGLESAS DE NORTEAMÉRICA.

REVOLUCIÓN DE LAS COLONIAS INGLESAS DE AMÉRICA DEL NORTE.



 





EL DESCONTENTO CON EL RÉGIMEN COLONIAL.
En menos de un siglo y medio de vida, las colonias inglesas habían hecho grandes progresos. Su población había llegado a dos millones y medio de habitantes muy productivos y prósperos, beneficiarios de las crecientes ganancias que les dejaban la agricultura, ganadería, industria y el comercio.
Durante todo este tiempo las colonias se habían gobernado con bastante autonomía, y cuanto más progresaban, mayor autonomía deseaba tener. Sobre todo porque sentían que el régimen colonial limitaba su crecimiento y les ocasionaba algunos perjuicios que cada vez soportaban con mayor descontento. El Parlamento ingles los disgustaba aprobando leyes que los colonos consideraban desfavorables; el Rey Jorge III, designaba gobernantes que no satisfacías y vetaban leyes aprobadas por las Asambleas coloniales.
El monopolio comercial ingles les quitaba libertad, pues no podía comerciar con barcos, ni puertos de otras nacionalidades, aun cuando ese comercio pudiera resultarles conveniente; además los perjudicaba en los precios, pues los ingleses los fijaban de acuerdo con su conveniencia: muy elevados para las mercaderías que les vendían y bajos para las que les compraban. No podían desarrollar algunas industrias si éstas hacían competencia a la producción inglesa. También les estaba prohibido acuñar moneda o emitir papel  moneda, lo que obstaculizaba el comercio, que necesita abundancia de ella para que las compras y ventas se hagan con facilidad.

INFLUENCIA DE LAS NUEVAS IDEAS.
Algunas de las ideas de los pensadores del siglo XVIII, ( repasar), influyeron  en este proceso. No olvidemos que el poder absoluto de los reyes terminó por el papel importante que comenzó a desempeñar el Parlamento, después de la Revolución Gloriosa 1688 estandarte que llevó el pensamiento de Locke. Se proclamaban los derechos a la vida, la libertad y la propiedad, sosteniendo que, cuando el gobierno no respeta alguno de estos derechos, el pueblo puede y debe rebelarse y quitarle todo su poder.
En las Trece colonias, las ideas encontraron un campo fértil: la experiencia de gobierno propio, la república, democracia, se imponían naturalmente, eran derechos que se afirmaban. Se difundieron las obras de los pensadores franceses.

FACTORES QUE PROMOVIERON EL DESARROLLO DEL PROCESO.
Medidas tomadas por el Parlamento ingles impulsaron el proceso: la ocupación de las tierras al oeste de las colonias; el establecimiento de tropas inglesas; vigilancia del contrabando; nuevos impuestos.
Las TIERRAS DEL OESTE, eran codiciadas tanto por los colonos, ávidos por producir y desarrollarse plenamente, como por los hombres de negocios que pretendían comprarlas y revenderlas. Frente a esta problemática las autoridades inglesas prohibieron ocupar dichas área mientras no resolviera este problema de reparto o venta y además establecer el destino de los indígenas que las habitaban.
Se estableció un régimen de control comercial ilegal creado por la ley del azúcar  de 1764, el derecho de las autoridades de revisar las propiedades y casas controlando que se haga respetar la ley. Creación de nuevos impuestos, la ley del timbre de 1765, los colonos no se sentían representados por el Parlamento que emitía estas leyes en su perjuicio, (se deroga la ley en 1766). 1767, leyes Towsend, fuertes impuestos a mercaderías de consumo cotidiano, te, papel, vidrio, pinturas, la reacción de los colonos es mediante el boicot en la compra de los productos. Sucesivos conflictos entre colonos y administradores ingleses agudizaron el conflicto. El Parlamento toma medidas, clausura el Puerto de Boston, se le quita a Massachussets su autonomía ocupación militar, donde los colonos debía alojar a los soldados en sus casas. La ocupación militar de Massachussets generó el apoyo del resto de las colonias, rompiendo así con Inglaterra.

LOS COLONOS SE ORGANIZAN.

Pese a las restricciones impuestas por la Corona británica, las colonias habían desarrollado gobiernos parlamentarios capaces de organizarse y dirigir movimientos independentistas.En octubre de 1774, delegados de las trece colonias se reunieron en el I Congreso de Filadelfia. Redactaron una Declaración de derechos y decidieron suspender el comercio con Inglaterra hasta que se eliminaran los impuestos establecidos por Jorge III. Además, se estableció un gobierno de hecho, la Association.
La resistencia armada se inició el 19 de abril de 1775, cuando las fuerzas británicas atacaron los almacenes militares de las tropas independentistas en Concord, Massachusetts. Los colonos vencieron en esa ciudad y en Lexington.Luego de los enfrentamientos, un II Congreso de Filadelfia acordó su separación de la Corona británica.
En junio, George Washington fue nombrado comandante de las fuerzas insurgentes. Este ejército sitió Boston, que once meses después fue evacuada. Los ingleses trataron de recuperar terreno, pero los independentistas lograron derrotarlos.
El 4 de julio de 1776, el Congreso de Filadelfia aprobó la Declaración de Independencia, inspirada en las ideas liberales del británico John Locke (1632-1704) y el francés Montesquieu (1689-1755). El documento fue redactado por Thomas Jefferson (1743-1826), John Adams y Benjamin Franklin (1706-1790). En esta declaración se formularon por primera vez los derechos del hombre. Después serviría de modelo para la revolución francesa.
En CONGRESO, 4 de julio de 1776.
La Declaración unánime de los trece Estados Unidos de América,

Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro, y tomar entre las naciones de la Tierra el puesto separado e igual al que las leyes de la naturaleza y del Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación.

Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se vuelva destructora de estos principios, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que base sus cimientos en dichos principios, y que organice sus poderes en forma tal que a ellos les parezca más probable que genere su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que los gobiernos establecidos hace mucho tiempo no se cambien por motivos leves y transitorios; y, de acuerdo con esto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a sufrir, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia mediante la abolición de las formas a las que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, que persigue invariablemente el mismo objetivo, evidencia el designio de someterlos bajo un despotismo absoluto, es el derecho de ellos, es el deber de ellos, derrocar ese gobierno y proveer nuevas salvaguardas para su futura seguridad.
Congredo general, acudimos al Juez Supremo del mundo para hacerle testigo de la rectitud d e nuestras inteciones. En el nombre y con el poder pleno del buen pueblo de estas colonias unidas son y por derechos han de ser Estados libres e independientes; que están exentas de todo deber de súbditos para con la Corona británica y que queda completamnte rota toda conexión polñítyica con ellas y el Estado de la Gran Bretaña y quem, como Esdtados libres e independientes, poseen pkleno poder para ahcer la guerra, concertar la paz. Concertar alianzas anudar relaciones comerciales y todos los demás actos y cosas que los Estados Independientes pueden hace rpor derechp. Y para robustecimeitnp de esta declaraciómn, confiados a la protección de la Providencia divina, empeñamos unos a otros nuestra vida, nuestra fortuna y nuestro sagrado honor. Filadelfia, 4 de julio de 1776.


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